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La vejez abriendo puertas

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11 abril, 2025

 

Celia Zamora Gates

Actitudes frente a la vejez en la sociedad actual

La vejez física, a la cual todo ser vivo llega, es como las estaciones y tal como ocurre en la naturaleza, posee su propia belleza, color y cualidades inherentes. La vejez no es una enfermedad sino una etapa de nuestra vida y a pesar de ser la última, no por ello es menos importante. La vejez es la belleza que se adquiere con el paso de los años, es la experiencia que hemos recorrido en nuestro largo camino que no enseñó a valorar cada etapa de la vida. Debemos abrazar la vejez con dignidad y gratitud ya que en ella reside un tesoro invaluable de vivencias, aprendizaje, resiliencia y mucha más sabiduría.

Leí que la vejez empieza a los 65 años, yo siento que no es así. Creo que la vejez comienza cuando dejamos de hacer cosas que nos gustan, dejar de pensar cómo servir, dejar de escribir nuestras metas sin pensar en el tiempo que nos falta para emprender nuestro viaje final. Los ancianos en algunas sociedades son abandonados, llevándolos a vivir en lugares para ancianos sin contar con su voluntad y olvidándose de ellos. No se dan cuenta que al hacerlo se pierde la riqueza y sabiduría que ellos tienen y que pueden transmitir a los jóvenes. En otras culturas, como la cultura indígena, los ancianos son vistos con mucho respeto como
personas muy sabias que pueden transmitir todo lo que saben a los jóvenes.

La vejez en las comunidades indígenas

Cuando era chica con nosotros vivía nuestra abuela, algo normal para la comunidad indígena. Los abuelos eran tratados con mucho respeto ya que ellos eran nuestra guía, personas con mucha sabiduría y eran como nuestra biblioteca, nos contaba historias de nuestros ancestros, cuentos tanto de lo que escucharon en su niñez como los que fueron cosechando en su andar. Especialmente en las noches de invierno alrededor del fuego, donde tanto mayores como los niños formábamos un círculo para escuchar y deleitarnos con admiración, ellos también cantaban canciones en nuestro idioma, compartiendo sus experiencias algunas tristes y otras alegres. Todos ponían mucha atención a estos abuelos sabios y con el deseo que cuando lleguemos a la vejez haremos lo mismo, ya que ellos son gente de mucha sabiduría y bendecidos por llegar a la vejez. Así, un pensador wichí comparte sobre los ancianos:

En las comunidades se aprecian sus cualidades. Si vivieron mucho, tienen mucho más para enseñarnos, experimentaron muchas situaciones por eso son tan importantes. Saben cómo actuar en situaciones especiales, saben de las plantas que tienen diferentes usos, remedios, alimento, poderes especiales y como tratarlas con respeto. Los ancianos saben cómo interpretar sueños, visiones y mensajes que se manifiestan en diversas maneras en esta dimensión, cosa que no cualquiera puede ver, oír, percibir, escuchar e interpretar.

La memoria y la identidad de un pueblo están en las manos de los ancianos, lamentablemente cuando se van, el pueblo también va perdiendo memoria e identidad, los valores se van diluyendo, olvidando y las prácticas culturales dejan de tener sentido para las nuevas generaciones, cómo pasó y está pasando en muchos lugares.

Lecko Zamora, autor wichí, 2024

Ellos también eran guía de los varones transmitiendo sus saberes. Las abuelas tenían un papel especial para nosotras las mujeres, si nuestra madre por alguna razón no podía enseñarnos ellas eran las encargadas de enseñarnos sobre costumbres, artesanías y otras cosas relacionadas a nosotras. El respeto no solo era para nuestros abuelos o abuelas sino también para todos los ancianos. Y lo que aprendíamos era que llegar a la vejez era un honor.

Ahora en esta sociedad me da la impresión de que todo lo que vemos en las propagandas tanto en la televisión o en las redes sociales van dirigidos a los más jóvenes y que tal vez por eso se olvidan de que los ancianos también podrían tener un lugar productivo en esta sociedad moderna. Tal vez así se podría verlos diferente y no dejarlos olvidados en lugares donde sus sueños mueren, se debería darles la oportunidad para que alcancen sus
deseos y sueños trazados para que en su vejez se cumplan, creo que eso nos merecemos en nuestro último tramo de nuestra vida en este mundo material.

El rol de los ancianos en una comunidad unida y vibrante

En una declaración de la Comunidad Internacional Bahá’í sobre esta realidad dice:

Debe haber una plena integración de las personas mayores en la comunidad humana, ya que la comunidad debe ser una familia extendida en la que todos, independientemente de su edad, son una parte esencial, y no sólo se les permite, sino que se les anima, a hacer la mayor contribución posible al bienestar del conjunto; al considerar las necesidades de las personas mayores en el proceso de desarrollo, debemos tener en cuenta la totalidad del ser humano, la dimensión moral y espiritual, además de su naturaleza emocional, intelectual y física, al hablar de las contribuciones especiales de las personas mayores al desarrollo y su participación en los beneficios resultantes.

Declaración de la Comunidad Internacional Bahá’í
a la Asamblea de las Naciones Unidas
sobre la discriminación por edad, 1982 [Traducción de cortesía]

Ojalá que pronto se pueda cambiar y que en vez de ver a las personas mayores como una carga se pueda aprovechar de su sabiduría, conocimiento y descubrir la mina de diamantes que llevan consigo, que recogieron en su andar por la vida y que están listas para compartir. Y ojalá que pronto podamos construir comunidades que incluyan a todos. La vejez no es una enfermedad, es la maravillosa etapa de la vida que llega a todo ser humano.

Debemos recibirla con alegría ya que es una bendición llegar a esta edad.

Celia Zamora Gates es licenciada en psicología
infantil, pertenece al pueblo wichí,
es madre y abuela

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