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“Un Refugio para toda la Humanidad”

Bahá’u’lláh

El Maestro: ‘Abdu’l-Bahá

¿Quién fue ´Abdu´l-Bahá? Por qué es El Maestro?

´Abdu´l-Bahá fue el Hijo de Bahá´u´lláh. Nació en 1844, en Persia, hoy Irán y falleció en Haifa, Israel, en 1921.
En Su maravillosa vida, Él no dejó de servir un segundo, estando 40 años preso y 67 años en el exilio junto a Su Padre.

¿Cómo puede alguien que desde niño sufrió la tiranía, la opresión, la injusticia, servir con alegría cada día y llamarse feliz, aún en esas condiciones?

Dos momentos de Su Vida quizás nos den una primera respuesta.
… Al llegar a la Más Grande Prisión, Akka, siendo un joven de 24 años, fue insultado, abucheado, apedreado junto a su familia sobre quienes pesaba la condena de herejes, enemigos de la religión y del gobierno.

Al morir, 50 años después, en el mismo lugar, no menos de 10 mil personas acuden en procesión a su partida. Desde William Churchil hasta El Alto Comisario de Palestina, pasando por funcionarios de Gobierno y autoridades civiles y religiosas de todo el mundo, hacían llegar sus condolencias a la familia y lamentaban Su partida de este mundo.

De todas las razas y credos se congregaron para despedirlo, musulmanes, judíos, cristianos y drusos, egipcios, griegos, turcos, árabes, kurdos, europeos y americanos, hombres, mujeres y niños…

«Una gran multitud», atestiguaría más tarde el Alto Comisario mismo, «se había reunido para llorar Su muerte, pero también para celebrar Su vida».

¿Cómo se produjo este cambio en aquellos que lo conocieron?

Quién fue humillado al llegar partió glorificado, quien fuera odiado, amado; quién fuera insultado era alabado…

¿Cómo fue posible ese milagro que transformó a Sus enemigos en amigos?

Él es el Ejemplo, entre otras enseñanzas, de cómo triunfar en la lucha por los derechos de los oprimidos, contándose él mismo entre ellos, sin violencia, sin crítica, sin odio.

Él enseñó no sólo con Sus Palabras, sino con Sus actos…

Así en una charla en 1912, en Su gira por EE.UU, cuando las mujeres aún no eran reconocidas en igualdad de derechos que los hombres, aún no votaban, y en gran parte del mundo no se les permitía recibir educación; desarrollando el principio de igualdad del hombre y la mujer instituido por Bahá’u’lláh aún más de 50 años antes, Él decía que “está bien establecido en la historia que cuando las mujeres no han participado en los asuntos humanos los resultados nunca lograron un estado de consumación y perfección” y que toda empresa relevante en la que la mujer ha participado ha llegado a ser importante… más aún, afirmaba “La Paz universal es imposible sin el sufragio universal” … Y tal como hablaba, actuaba. Cuando Él partía de Tierra Santa, todos los asuntos de la Fe quedaban en manos de Su hermana, y en Irán, donde la educación de la mujer no existía, Él fundó escuelas para niñas, en las que recibían la misma educación que los niños. Escuelas que llegaron a ser famosas y en las que se educaron no sólo los hijos de autoridades; sino que gracias a ellas, se extendió un movimiento de mujeres destacadas que podían leer, escribir y defender sus derechos.

Y así como la ausencia de igualdad en el género “no es digna de la humanidad” en Sus palabras, así sus charlas y ejemplo lo fueron en la igualdad de todo el género humano, razas, nacionalidades y credos.

Cuando aún existía la segregación racial en EE.UU, en su gira cada vez que era invitado a un lugar sólo aceptaba con la condición de que también fuesen admitidos las personas de raza negra… hasta organizó un banquete en que los blancos sirvieron a los negros. Él repetía las palabras de Bahá´u´lláh; “Somos hojas de una misma rama, flores de un mismo jardín, olas de un mismo océano…” Cuando la ciencia apoyaba la superioridad de unas razas sobre otras, Él en charlas, periódicos, en Iglesias y Universidades.. proclamó la igualdad del género humano, la civilización espiritual por encima de la material, en la que todos tenemos alma y lo único que nos distingue es el carácter de nuestras vidas, lo que nos hace mejores es nuestro amor y servicio al mundo de la humanidad, no el lujo o el poder, el color de la piel o la nacionalidad..

Así, la Comunidad Bahá´í en EEUU fue la primera entidad religiosa en la que se unieron blancos, negros y orientales, con matrimonios interraciales (cuando en muchas partes éstos estaban prohibidos) y en la que, claro está, las mujeres ocupaban junto a los hombres las mismas funciones en las Instituciones Nacionales y locales. Aquí en Latinoamérica, esta universalidad se consumó en Instituciones Nacionales y locales con creyentes de los pueblos originarios, persas, americanos, nativos e inmigrantes… Al igual que en todo el mundo.

Por su servicio, gracias a los viajes de enseñanza y a su incansable labor, las Comunidades Baháís fueron las primeras con instituciones Interraciales, con igualdad de género; en las que sus miembros, muchas veces pertenecientes a países en guerra, de orígenes religiosos tan diversos, de clases y castas muchas veces desunidas y hasta enfrentadas desde la cuna; se unieron, todos trabajando en los mismos objetivos, con amor, cooperando y consultando en lugar de mandando y criticando, todos hermanos bajo los principios de un sólo Dios sirviendo al bien de la humanidad sin distinción; como el Maestro les enseñó con Su ejemplo que era posible, hace ya más de un siglo… sin luchas, sin piquetes, sin violencia, sin partidos… con Su amor y Su paciencia.

Sus logros fueron producto de vivir de acuerdo a las Enseñanzas de Dios e inspirar con Su ejemplo a muchos hombres y mujeres de todas las culturas, credos, razas y naciones a trabajar por la Unidad.

Cada vez que ´Abdu´l-Bahá se enfrentó a la opresión, a los insultos, a la persecución… respondió con amor, con cariño, con extrema humildad y comprensión. Nunca huyó y nunca cedió, ningún sufrimiento lo doblegó en el principio universal del amor.

Él encarnó todas las Enseñanzas de Su Padre y las ejemplificó con Sus actos. Sus frutos demostraron que era posible que cada uno de los principios que Bahá´u´lláh trajo para la humanidad en esta época fuera una realidad.

La Paz, el amor y la unidad no son una utopía y la Comunidad internacional Bahá´í es el ejemplo de ello.